domingo, 31 de mayo de 2009

Thomas Hobbes (1588-1679)

Filosofo ingles,discípulo de Bacon.espectador objetivo de la revolución de 1640 que motivo el encubrimiento de Cromwell, escribió el leviathan, tratado político en el cual postula que el hombre es el lobo del hombre. En filosofía fue materialista y propugno un estado fuerte como la mejor forma de gobierno.

Materialismo:

Su filosofía constituye la más completa doctrina materialista del siglo XVII. El universo es concebido como una gran máquina corpórea, donde todo sigue las estrictas leyes del mecanicismo, según las cuales, cualquier fenómeno ha de explicarse a partir de elementos meramente cuantitativos: la materia, el movimiento y los choques de materia en el espacio.

El hombre es un cuerpo y, como tal, se comporta a la manera como lo hacen el resto de los cuerpos. El pensamiento o la conciencia no es una substancia separada del cuerpo, la "entidad" corporal que somos, y su conocimiento de las cosas proviene y se reduce a la sensación.

El leviathan:

El Estado es un "artificio" que surge para remediar un hipotético estado de naturaleza en el que los hombres, guiados por el instinto de supervivencia, el egoísmo y por la ley del más fuerte, se hallarían inmersos en una guerra de todos contra todos que haría imposible el establecimiento de sociedades y una cultura organizadas en las que reinara la paz y la armonía. Sin un Estado o autoridad fuerte sobrevendría el caos y la destrucción (la anarquía), convirtiéndose el hombre en un lobo para los otros hombres, según la célebre frase de Hobbes: "homo hominis, lupus".

La propia naturaleza nos otorga una razón que nos provee de ciertas "leyes naturales" que son como "dictados de la recta razón sobre cosas que tienen que ser hechas o evitadas para preservar nuestra vida y miembros en el mismo estado que gozamos". Por ello, el hombre encuentra dentro de sí la necesidad de establecer unas leyes que le permitan vivir en paz y en orden; necesidad que se realiza mediante un pacto o contrato social mediante el cual, los poderes individuales se transfieren a "un solo hombre" o a "una asamblea de hombres": el Estado o Leviatán que, como el monstruo bíblico, se convierte en el soberano absoluto y cuyo poder una todos los poderes individuales.

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